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febrero 18, 2010

POEMAS DE DEBRIK ANKUDOVICH




RECUERDOS DE INFANCIA

Qué terrible
el ladrido nocturno de los perros;
cuando no hay adónde ir,
ni qué comer,
ni a quién tocar.

A PESAR DE TODO

Aunque te escupan
te pisen, te cuelguen, te nieguen;
aunque te ofrezcan al paso de los trenes,
miénteles siempre
con la verdad

PASEO COLÓN 797

No soy de este sitio.
Huelen mal, muy mal,
sus porfiadas criaturas
que no reclaman misterio,
peregrinos funcionales.
No soy de este sitio,
tampoco de otro.
En el hueco solemne
respiro,
respiro,
y no obedezco.

LUCIERNAGAS / ALACRANES

Rezan, están preparando otra venganza

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Escribo por las dudas no aparezcan las verdades.

.

Ser es nocivo.

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La respiración es el mantra de los sobrevivientes.


VENENO PARA HORMIGAS

Por abandonar el ceño
mirando al extraño de mi
por configurar razones
con cómplices inexistentes
por no temer a la sentencia de lo invisible
por creer en las puertas numeradas
por la obediencia inmediata y crepúscula
por los oros donde balan y balan
los corderos degollados
por distinguir claramente
pájaros entre cuervos
por prestar los brillos
y quedar a tientas
y avergonzarme
de los nombres de las calles
por escuchar a Silverio
silbar tangos harapientos
por irme con otros
y volver solo
espantando perro sonámbulos
porque una noche
vinieron vuestros hijos
a buscarme
a que cantara canciones olvidadas
porque amé los ojos de esas mujeres
hasta quedarse dormidas
sobre el hombro insomne
y luego juntas
planearon asesinarme
porque me vieron, me sorprendieron
escribiendo paredes nocturnas
las palabras porfiadas
las dagas celestes
porque allí afuera
me están arrastrando
para quitarme unas monedas
porque supe que el asfalto
tapaba los huesos de otros
porque el ángel me atropelló
el duende me habló en lo bajo
y la bestia
me golpeó la osamenta
porque pisé la escarcha desnudo
miré la estrella que aún quedaba
y oriné en el cuenco de las manos
porque fui a otros sitios
o olvidar al niño que fui
y todavía pesco peces
indago el rumbo de las aves
porque bebí desahuciado
y me desalojaron del infierno
por desconfiado
-allí también vendían veneno para hormigas-
porque he sido puesto a prueba
y perdí la cabeza
entre las manos
porque soy una animal místico
un corazón inteligente
porque no tengo rostro
porque ya no me voy a morir
porque ya no me voy a morir.

FUEGOS FATUOS

Es cierto. Whitman era un cocodrilo pedante
un engreído en la lírica, sus discípulos
vomitan bilis, apestados
por un falso oráculo
sus dedos señalan un cielo que cruje
abajo los profetas mastican basura
abajo miden sus penes los felices,
contraste de la infamia.
Pero él, sacerdote de pequeños bigotes
balgas rojas azotadas por la hembra
pequeños también sus ángeles derribados
envenenan aún
los ojos de los perros que vigilan
los dominios
donde la estupidez se revuelca
en su tango partido
perdidos cerdos flacos del festín.
Sin embargo
Artaud ha difamado al mundo para siempre
y muerde mis pliegues retóricos,
dulce sueño que no duerme
ignis fatuus, la palabra del doliente.
Nadie enciende las lámparas, Felisberto,
complicados los rumbos, complicados.
Es cierto. Lo incestuoso es no reconocer
el gesto de la serpiente
el ombligo de la horca
los ácidos del sudor
el momento exacto
la acción efectiva del deber
la limpieza del ansia sublevada.
¿Qué es el crimen
sino la imposición de un silencio
en la perpetuidad de la memoria?
Matarían a su madre
por no comulgar en la clemencia.
Es cierto, la orden, la ejecución del secreto
la sueñan y la dictan las élites
pero luego nos llaman
alrededor del humo
a la hoguera legítima
para dar testimonio
a oler el cadáver
a tocar el delito
a sellar el acta manchada.
Entonces es cierto, auqneu sea espuma.
Nada ha quedado vivo del sueño primero
nada ha sido quitado del camino
ni la rama quebrada
ni el cuerpo caído en la saña
ni los serviles conceden perdón
ni las campanas suenan como deberían.
Es cierto, pero nada se detiene
en la cueva luminaria.
Las moscas engullen
la estatua de santos asesinados
por un dios acechante
en su répplica cíclica, colérica.
Bienaventurados los que soportan
el peso de la pasión
su llaga definitiva
su costado sorpresivo.
Dice el chamán:
la enfermedad es el ocio del alma
que escapa ante tanta negación
Pero los ciegos buscan el estallido de los astros
para cometer la hazaña de la luz
en el trapo sucio de la inocencia
limpian sus ojos doloridos
su mueca fatigada, su grieta sin límite.
Es cierto.
Mi mano dormida está izquierda.
¿Quién por mí esta noche
pondrá las piedras en el borde,
para ser barridas por las aguas?

SEPULTURA SOLAR

¿Habéis amado lo suficiente
para merecer sepultura?

Tus huesos allí abajo
deben ser un triunfo.



QUEDA HECHO EL DEPÓSITO QUE PREVIENE LA LEY

Me he sorprendido comulgando
con roedores de métrica y ritmo
pero he rastrillado mi cabeza
hasta quedar fláccido de miedo
hasta castrar tanta lengua innecesaria
fui aplastado por mi propio cuerpo
me he arrastrado
por lujosos salones de arte
expuesto a dignos señores de oficio
poetas bicéfalos, putas en champagne
cadáveres de imprenta fácil
madrigueras literarias del buen comer
del buen seguir bien
lustradores de la moral
plásticos del plástico
doctores de moño almidonado siglo veintiuno
excavadores del lenguaje de aguijón crítico
esto no es un negocio señores
la sangre no se vende
el corazón no tiene sortija
no habla de Freud ni de sus madres reventadas
Acúsome de haber bebido del mismo vino.




ESCRIBO

Escribo con la mano que no sabe escribir
dibuja a destiempo, torpemente
lo que el alma descarga tempestuosa
¿Acaso los ojos no son dientes
para detenerse en lo apetecible?
Están tan lejos
esos pájaros que vuelan de cerca.
Escribo cuando la poesía se aleja
escribo sus restos, su cadáver exquisito.
Escucho en la multitud (donde vivo escondido):
Pobres los pobres.
¿Yo?: Bien.
He descubierto algo novedoso,
temiblemente bello, oculto en el iris,
es un brillo salvaje,
un destello entre tanto naufragio,
una medalla, al menos salvable.
¿Deberían los hijos ver hombres desesperados?
¿O dejar que respiren su dulzura
en el paladar de los tragamonedas?
Pero no hay nadie allí afuera, nadie;
sólo barcos vacíos,
bosques encendidos.
¿Y ustedes señores?
Tanta vida ganada en la rapiña,
para confundir al poeta con ropaje de payaso
y mejor acorralar la inocencia
De todas maneras escribo,
escribo lo que sobra
al silencio del corazón que desborda;
de todas maneras
el espíritu vendrá por todos.


AVISO

Busco mujer habitable
en el espacio interno
de camino incierto
y pupila luminosa
que vuele al borde de la lluvia
de corazón sin llave ni prisa
una mujer liviana
que quiebre la niebla.
Preferentemente,
estatura de pájaro
que huye
sin rumbo
conocido.

ANTIGUO RETORNO

El niño arranca
los ojos del muñeco
recién llega al mundo
de los niños viejos
ha venido a morir
viene del paraíso.

NO SE COMO SE DICE

No sé cómo se dice,
nunca sé como se dice.
Es cierto:
dolor, estrella, bocamuerta.
Pero el ojo no duerme
donde el cuerpo descansa,
el ojo no descansa.
¿Mordedura de la luz?
No, no es cierto:
no sé cómo se dice.
nunca sé como se dice.
Lo más frágil de mi máscara
te lo llevas por espejo.


NO SE PUEDE SER

No se puede
ser
sin antes morder
el delicado sustento del sueño.
Bajar desolado a los vestigios
poner a moler la rueda de los vértigos
esconderse en la sombra
arder en la fragilidad.
             No se puede ser
             sin antes ser visto
             olfateado por animales desconocidos,
            que giran en torno.
No debe haber nada más suave, detenido
que el misterio de la piedra
con su ojo infinito:
              polvo sobre el polvo los siglos
              polvo el tiempo
              con sus trampas
                                              mudas.


ACÚSOME

Acúsome
de haber amado poco.
Acúsome
de quemar
con el fuego
que me quema.

SUEÑO DE DELFINES

Alacranes con sueños de delfines
            pájaros desconocidos
            ladrones de perlas robadas
                                                                bestias suaves
eso somos.


LA MÁSCARA

Me desconozco. Niego rotundamente que esos rastros que
delatan la niebla me pertenezcan.
La estética del instinto no deja huellas objetables.
Es copia original de un eclipse, la murmuración de la especie
que sepulta los restos de una ecuación miserable.
El silencio es la asfixia donde la nueva criatura, tatuada en el
abismo, inserta metales en la carne, condenada bestia futuro.
La antropofagia rige.
Me desconozco. No son mis huesos los que están allí abajo,
tapados por la piedra, donde brillan flores simuladas, que no
soportan el peso de la repugnancia, la consistencia del olvido;
la náusea.
Podrán llevar mi dolor y ponerle número, en la obsesión de
la matrícula, y desmembrar la fibra incorregible, pétalo negro
de la flor tan blanca.
Pero no soy yo quien rechaza las fugaces evidencias, sino las
palabras. El artificio de la palabra es un aullido latente; no
un sitio demorado, una falsedad irreprochable y funcional.
Los tóxicos que inflaman la conciencia, provienen del tumulto
encadenado, del gusano, del mercado; de una fiebre que pacta
con los paños fríos del sustento transitorio.
¿Es necesario vivir protegidos
por la misma furia que nos acecha?
Me desconozco, y me proclamo invisible.

No podrán demostrar que ha sido el sueño, la sensualidad de
la quimera humana, la utopía, la que ha dejado a esos niños
con ojos de ceniza, ciegos de un terror, (sin abundar en los
detalles).
El canto de la sirena declara por sí mismo, la perversidad del
antro, donde la proporción niega la parte; donde se entrega la
cápsula de lo imposible y al sujeto se sujeta en lo semejante
que prescinde del espejo.
No son mis dientes los que han marcado a la belleza en su
máscara inocente. Ni mi lengua ha injuriado a los demonios
en la mueca de este siglo, en lo evidente.
No pagaré el rescate extorsivo de una esperanza insidiosa,
que no admite el diagnóstico imprescindible de la sospecha.
Me desconozco. Me declaro cómplice del silencio.
Mi única envoltura han sido las palabras.
Las cicatrices que ostento, son la clave del refugio que me
oculta, entre otros animales, de la gula decadente.
¿Cuál es la fórmula de los sobrevivientes?
¿Masticarse?
¿Aullar en la noche de la peste moralizada?
¿Sonreír en la prótesis de lo perdurable?
¿Nacer del huevo desdichado que repite el infinito?
¿Esconder viscosidades en la sacrosanta mentira?
Resuelvan entonces.
Resuelvan sobre estas conspiraciones impalpables.
¿Van a clausurar las estrellas?
¿Van a encender la antorcha del ocaso?


¿LA POESÍA NO VIENE?

¿Te duele el pozo negro del espíritu?
¿La poesía no viene?
Silencio entonces.
Silencio.
Las únicas flores respetables
nacen en el desierto.



BARRE

barre
barre con todo
barre las arenas mentidas
que apagan el secreto de las cosas
        en las estrellas hay huesos de monos
        que descansan de por siglos
        bárrelos
lo que has visto ya no existe
no es posible ser mordido
dos veces por el mismo ángel
        barre, no pares
        barre la cubierta de peces muertos
        su sustancia pasajera
barre la cueva
donde repiten tu nombre
la boca de los ciegos por temor
              barre con la hoja
donde constan todos tus muertos
        pueden hacer tocar el suelo
        a tu cabeza, tu blanca cabeza
        pero nunca beses el polvo
arriba y abajo hay un mundo para ser barrido
barre
barre tu parcela de cuerpo sagrado
barre el parque del infierno
donde los niños juegan a ser hombres
        no dejes que te barran
con las hojas muertas 
             bárrete
barre con todo lo que ata el sentir a la penumbra
                                               y nunca más
                                              cerrarás los ojos
                                              para dormir.

LA POESÍA TAMBIÉN

la poesía también tiene su camorra
de yuppies insomnes
               por la espuma lúdica
viajan
a caballo del escarnio
a tirar de la lengua de los locos
       enumeran las glorias y los días
sentados
a la silla hirviente del jadeo eléctrico
      donde ruedan los crímenes
escriben
discursos para enanos sofisticados
      arman y desarman los abismos
confunden ángeles con alcohólicos recuperados
magas con viejas menopáusicas
    en el barco saqueado del olvido

    nieblan vergüenza con espanto
               y llaman hermano
               a los mendigos.

  
del libro Veneno para hormigas (1998, El Rey Tuerto)

DEBRIK ANKUDOVICH  (Argentina, 1961)



febrero 01, 2010

VARIACIONES SOBRE JABBERWOCKY

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Jabberwocky

Asardecía y las pegájiles tovas
Giraban y scopaban en las humeturas;
Misébiles estaban las lorogolobas,
Superrugían las memes cerduras.

!Con el Jabberwock, hijo mío, ten cuidado!
!Sus fauces que destrozan, sus garras que apresan!
!Cuidado con el ave Jubjub, hazte a un lado
Si vienen las frumiantes Roburlezas!

Empuñó decidido su espada vorpal,
Buscó largo tiempo al monxio enemigo -
Bajo el árbol Tamtam paró a descansar
Y allí permanecía pensativo

Y estaba hundido en sus ufosos pensamientos
Cuando el Jabberwock con los ojos en llamas
Resofló a través del bosque tulguiento:
!Burbrujereando mientras se acercaba!

!Uno, dos! !Uno, dos! !A diestra y siniestra
La hoja vorpalina silbicortipartió!
El monxio fue muerto, con su cabeza en ristre
El joven galofante regresó.

"!Muchacho bradiante, mataste al Jabberwock!
!Ven que te abrace! !Que día más fragoso
!Me regalas, hijo! !Kalay, kalay, kaló!"
Reiqueaba el viejo en su alborozo.

Asardecía y las pegájiles tovas
Giraban y scopaban en las humeturas;
Misébiles estaban las lorogolobas,
Superrugían las memes cerduras.


(Traducción de Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich. 
Buenos Aires, 1997)


GALIMATAZO


Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiblaba.

!Cuídate del Galimatazo, hijo mío!
!Guárdate de los dientes que trituran
y de las zarpas que desgarran!
!Cuídate del pájaro Jubo-Jubo y
que no te agarre el frumioso Zamarrajo!

Valiente empuñó el gladio vorpal;
a la hueste manzona acometió sin descanso;
luego, reposóse bajo el árbol del Tántamo
y quedóse sesudo contemplando…

Y así, mientras cavilaba firsuto.
!!Hete al Galimatazo, fuego en los ojos,
que surge hedoroso del bosque turgal
y se acerca raudo y borguejeando!!

!Zis, zas y zas! Una y otra vez
zarandeó tijereteando el gladio vorpal!
Bien muerto dejo el monstruo, y con su testa
!volvióse triunfante galompando!

!¿Y haslo muerto?! !¿Al Galimatazo?!
!Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!
!Qué fragarante día! !Jujurujúu! !Jay, jay!
Carcajeó, anegado de alegría.

Pero brumeaba ya negro el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas necrofaba…


(Traducción de Jaime de Ojeda.  Madrid, 1973)



EL DRAGOBÁN

Llegaba ya el hervín. Blendes casquines
huldeban y jarcían en el gardo.
Calígonos estaban los cibines
y venía el verdal con paso tardo.

¡Hijo mío, cuidado! ¡El Dragobán!
¡Esas fauces y garas espantosas!
¡El pájaro Yubyub! ¡Oído! ¡Van
por el bosque las Negras Mariposas!

Mas la espada de bronce él empuñó
y buscó al enemigo largamente;
bajo el árbol Tuntún se cobijó
y, pensando, frunció la tersa frente.

Y mientras meditaba, el Dragobán
llegó, con ojos de terribles llamas,
lanzando vaharadas de alquitrán,
de azufre y de betún, bajo las ramas.

Pero ¡zis, zas! ¡zis, zas! el bronce duro
carne y huesos destroza a su sabor.
Bien muerto lo dejó, y, con su cabeza,
traspuso galopando el negro alcor.

«¿Has muerto al Dragobán? ¡Ven a mis brazos,
oh doncel de cien glorias! ¡Ven a mí!
¡Día feliz! ¡Ohé! ¡No más zarpazos!»
Y de alborozo casi enloquecí.

Llegaba ya el hervín. Blendes casquines
huldeban y jarcían en el gardo.
Calígonos estaban los cibines
y venía el verdal con paso tardo.

 (Traducción de M. Manent)



JERIGÓNDOR

Cocillaba el día y las tovas agilimosas
giroscopaban y barrenaban en el larde.
Todos debirables estaban los burgovos,
y silbramaban las alecas rastas.

"Cuídate, hijo mío, del Jerigóndor,
que sus dientes muerden y sus garras agarran!
!Cuídate del pájaro Jubjub, y huye
del frumioso zumbabadanas!"

Echó mano a su espada vorpal;
buscó largo tiempo al manxomo enemigo,
descansó junto al árbol Tumtum,
y permaneció tiempo y tiempo meditando.

Y, estando sumido en irribumdos pensamientos,
surgió, con ojos de fuego,
bafeando, el Jerigóndor del túlgido bosque,
y burbulló al llegar!

!Zis, zas! !Zis, zas! !Una y otra vez
tajó y hendió la hoja vorpal!
Cayó sin vida, y con su cabeza,
emprendió galofante su regreso.

"!Has matado al Jerigóndor?
Ven a mis brazos, sonrillante chiquillo,
!Ah, frazoso día! !Calós! !Calay!"
mientras él resorreía de gozo.

Cocillaba el día y las tovas agilimosas
giroscopaban y barrenaban en el larde.
Todos debirables estaban los burgovos,
y silbramaban las alecas rastas.


(Traducción de Francisco Torres Oliver. Madrid, 1984. )




CHACALOCO

'Era brilligio, y los rebalosioso mocasos
Giraban y Girareon en las ondabolsciabo:
Todo debilirana estaban las ramianandos
Y los momiasera ratianeras fuerandabando.

"Tenga cuidadao del Chacaloco, mi hijo!
La quijadas que muerden, las garras que cojen!
Tenga cuidado del Jubojubo - ese monstro pajaro
y evite el furiaboso murcielageren!"

 El cogio su voraciabada espada en la mano:
Mucho tiempo el manfiamado adversario busco--
Asi descanzo por el arbol Tumtumano
Y se paro un tiempo en pensamiento.

Y, como en pensamiento estaba parado,
El Chacaloco, con ojos de llama,
vino pistandabondo por la selva disturbiamoso.
Y orrutabilaba como venia!

Uno dos! Uno dos! Y a traves, a traves
la voraciabada espada fue 'snecke-snak!'
El lo dejo muerto, y con la cabeza
El se fue gallardio para atras.

"Y has matado usted el Chacaloco?
Venga a mis brazos, mi bellariazon hijo!
O fantilimandeza dia! Callaya! Calluso!"
El sotociamanado en su alegria.

'Era brilligio, y los rebalosioso mocasos
Giraban y Girareon en las ondabolsciabo:
Todo debilirana estaban las ramianandos
Y los momiasera ratianeras fuerandabando.

(Traducción de Edwin Brea)


EL JABBERWOCKY

Era la asarvesperia y los flexilimosos toves
giroscopiaban taledrando en el vade;
debilmiseros estaban los borogoves;
bramatchisilban los verdilechos parde.

¡Cuidado con el Jabberwocky, hijo mío!
¡Cuídate de las mandíbulas que muerden.
de las garras que apresan!
Cuídate del pájaro Rapiña y del altanero Halcón.

Empuñó él su tajante espada,
y contempló a su terrible enemigo largo rato.
Se puso a la sombra del árbol tumtum
y duró un rato cavilando.

Luego, de un brinco, púsose presto,
y la mala bestia, con ojos fulgurantes
llegó resoplando por el sombrío bosque,
y al acercarse aullaba.

¡Uno, dos! ¡Uno, dos! Sin cesar
la filosa espada daba tajos.
Muerto lo dejó, y, cortándole la cabeza,
de allí se alejó presto.

--¿Mataste al fin a la mala bestia, al tremando Jabberwocky?
¡Ven a mis brazos, niño querido!
¡Hermoso día! ¡Hurra! ¡Hurra!
--gritaba con alegría.

Era la asarvesperia y los flexilimosos toves
giroscopiaban taledrando en el vade;
debilmiseros estaban los borogoves;
bramatchisilban los verdilechos parde.

(Traducción de Adolfo de Alba, 1978)


JABBERWOCKY



Era el tarcal y los flexes terpines
girospaban y tregureaban en el redín;
los borogoves estaban misines
y los deros verdales muflaban por fin.

 ¡Cuídate del Jabberwock, hijo mío!
¡De sus fauces afiladas y dientes poderosos!
¡Cuídate del pájaro Jubjub bravío
y del Bandersnatch frumioso!

 Mas la espada vorpal él empuñó
y persiguió al manxoso largamente…
bajo el árbol Tuntún se cobijó
y pensando frunció la tersa frente.

 ¡Y, en medio de muforosos pensamientos,
el Jabberwock, con ojos de flamas,
burbujeaba péstidos alientos
a través de las túlgidas ramas.

 Pero ¡zis zas! ¡zis zas! la espada vorpal
carne y huesos destroza por doquier.
Bien muerto lo dejó y con su cabeza animal
galofrante regresó en su corcel.

 “¿Al Jabberwock has muerto?
¡Ven a mis brazos, hijo flamboyante!
¡Oh, día frobioso, oh gozo cierto!”
bufloqueó el viejo con voz sollozante.

 Era el tarcal y los flexes terpines
girospaban y tregureaban en el redín;
los borogoves estaban misines
y los deros verdales muflaban por fin.

(Traducción de Jorge A. Sánchez)



EL FABLISTANÓN



Asurraba. Los viscovivos toves
tadralando en las váparas ruetaban;
misébiles estaban los borgoves,
mientras los verdos momios bratchilbaban.


Con sus dientes y garras muerde, apresa!
¡Cuidado con el pájaro Sonsón
y rehúye al frumioso Magnapresa!


al monstro largo tiempo persiguió…
Bajo el árbol Tumtum luego se vino
y un rato cavilando se quedó.


llegó el Fablistanón, ojo flagrante,
tufando por el bosque fosfuscón,
y se acercó veloz y burbujante.


varias veces el vorpalino acero.
Y, muerto el monstro, izando su cabeza,
regresó galofando muy ligero.


¡Ven que te abrace, niño radioroso!
¡Hurra, hurra! ¡Qué día ristolerto!,
risotó carcajante y jubiloso..


tadralando en las váparas ruetaban;
misébiles estaban los borgoves,
mientras los verdos momios bratchilbaban.


(Traducción de Juan González Álvaro)

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Guirigayero

Era la asadura y los flexicosos telatirzones
girosquijaban y agujemechitaban en el praban;
Muy endeblerables estaban los zarrapastrojones
y los perdirrutados chanvertes bufisilbondaban.
-¡Ten mucho cuidado con el cruel Guirigay, hijo mío!
¡Las mandíbulas que muerden y las garras que aprisionan!
-¡Ten cuidado con el pájaro Yuyú, que de él no fío;
huye del rifuegraznizante Protestinfernómal!
Tomó su espada flumirante en la mano,
Por mucho tiempo al enemigo buscó...
Y descansó junto al árbol Tumtumgano
y pensando y pensando permaneció.
Mientras pensaba fulente,
aquel Guirigay llameante
vino por el bosque enverte,
¡rugitando hacia adelante!
¡Uno, dos! ¡Uno, dos! ¡De plano, de revesa
la flumirante hoja golpeó y cortó!
Dejando al cuerpo muerto, asió la cabeza
y con tal botín guerrero regresó.
-Y, pues, ¿es verdad que has terminado con el Guirigay?
¡Ven a mis brazos entonces, mi bendito hijo de día!
Oh, promifortunoso día, sí... ¡Aleluya! ¡Alelay!
Armonivibró en medio de su trompetizul alegría.
Era la asadura y los flexicosos telatirzones
girosquijaban y agujemechitaban en el praban;
Muy endeblerables estaban los zarrapastrojones
y los perdirrutados chanvertes bufisilbondaban.

(Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Jabberwocky#Guirigayero) 
Gentileza de Nacho


El Flonstluo

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    Una cremosa mañana de printampera cuando la brisa boplaba y el mar estaba dirazo de volas, la madre calió al hardin, ajustando a los prájaros que micoteavan las gasmi de nap en el buelo, y exclamó:

    -¡Ten cuidado, hijo mío, del flonstluo! Su espico desgarra, y sus nuñas se clavan en todo. ¡Ten cuidado de ese prájaro, y evita su frumiosa merretida y su cambre insastiaple!

    El muchacho emñupó su razafilado sable y anastuvo sin parar chumo siempo en busca del enemigo inbenziple de los hombres. Hinastalmente se puso a retoscar junto al roble Tumtum, mientras se hundía en sus mensahomientos.

    Al baco de un taro, cuando reflexionaba, el flonstluo, cuyos ojos despedían llamas, llegó polanto a través de la densa celsbla, como un aterrospantoso vienuracán, rufierto de escamas duras como el hierro, rola de lagarto y zalas de murciélago.

    ¡Uno, dos! ¡Uno, dos! ¡Uno, dos! Así el sable razafilado, una y otra vez, tasajó las escamas duras como el hierro, entrando como un relrayo en la carne apestosoliente. El muchacho preroico estaba agotado, cuando, hinastlmente, la cabeza de su enemigo se rescayó a sus pies. La cogió, la metió en uns sacolsa y corrió cuanto pudo hasta la masaca de su madre querida.

    Ésta al verle exclamó:
    -¡Hijo, hijo mío! ¿No te ha ocusado nada? ¿Estás bien? ¿Y has matado al asusterrible flonstluo?
    El muchacho le enseñó la cabeza de su enemigo.
    -¡Deja que te besabrace, osaliente y preroico hijo!- gritó con sobrorchullo su madre.

    ¡Qué día de alobogría fue aquél! ¡Briva! ¡Braviva! ¡Brova! Todo el mundo aplaudió contenzo, y el muchacho narrescló su hazaña.

    Fue en una cremosa mañana de printampera, cuando la prisa boplaba, el mar estaba dirazo de volas y los prájaros micoteavan las gasmi de nap en el buelo.

 ( Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Jabberwocky#El_flonstluo)





-->JABBERWOCKY

’Twas brillig, and the slithy toves/Did gyre and gimble in the wabe:/All mimsy were the borogoves,/And the mome raths outgrabe.//“Beware the Jabberwock, my son!/The jaws that/bite, the claws that catch!/Beware the Jubjub bird, and shun/The frumious/Bandersnatch!”//He took his vorpal sword in hand:/Long time the manxome foe he sought—/So rested he by the Tumtum tree,/And stood awhile in thought.//And, as in uffish thought he stood,/The Jabberwock, with eyes of flame,/Came whiffling through the tulgey wood,/And burbled as it came!//One, two! One, two! And through and through/The vorpal blade went snicker-snack!/He left it dead, and with its head/He went galumphing back.//“And, hast thou slain the Jabberwock?/Come to my arms, my beamish boy!/O frabjous day! Callooh! Callay!”/He chortled in his joy.//’Twas brillig, and the slithy toves/Did gyre and gimble in the wabe:/All mimsy were the borogoves,/And the mome raths outgrabe. 


LEWIS CARROLL  (Inglaterra, 1832-1898)