Páginas

.

.

febrero 02, 2011

POEMAS DE MARINA TSVETÁIEVA




En invierno

De nuevo, detrás de las paredes,
cantan los lamentos de las campanas.
Algunas calles entre nosotros.
¡Algunas palabras!
La ciudad duerme en la bruma,
la hoz plateada aparece,
la nieve cubre con estrellas
tu cuello.
¿Las invocaciones del pasado hieren?
¿Cuanto tiempo duelen las heridas?
Se burla seductora y nueva,
la mirada brillante.
Para el corazón es (¿azul o castaña?)
más importante que las páginas sabias.
La escarcha blanquea
las flechas de las pestañas.
Detrás de las paredes callaron
los lamentos agotados de las campanas.
Algunas calles entre nosotros.
¡Algunas palabras!
La luna purificada se inclina
hacia las almas de los libros y de los poetas,
la nieve cae
sobre tu esponjoso cuello.


Psique

No soy una impostora - vine a mi casa,
y no soy la criada - no necesito pan.
Soy tu pasión, el descanso de tu domingo,
tu séptimo día, tu séptimo cielo.

Allá, en la tierra, me daban monedas
y colgaban en mi cuello piedras de molino.
¡Querido! ¿No me reconocés acaso?
¡Soy tu golondrina – la psique!

Versiones de Natalia Litvinova
Fuente: http://animalesenbruto.blogspot.com




 A  Alia

                                                   mi hija

Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,

perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.

Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,

y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata

en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,

Por la desgracia alzados, en el año terrible;
tú eras pequeña y yo era joven.



Versos a Blok


En Moscú, las cúpulas en llamas.
En Moscú, ya tañen las campanas.
Los sepulcros están aquí, en hilera,
y allí duermen los zares, las zarinas.

Tú no sabes aún que en el alba del Kremlin
se respira mejor que en cualquier otro sitio.
Tú no sabes que en el alba del Kremlin
yo te rezo hasta el alba.

Tú pasas sobre el Neva
y yo sobre el Moscova,
cabizbaja.
Se duermen las farolas.

Te quiero en el insomnio.
Te escucho en el insomnio.
Mientras que por el Kremlin
despiertan campaneros.

Mi río con tu río,
mi mano con tu mano
se ignoran. Cariño mío, alegría
hasta que el alba alcance a la siguiente.



Bendigo la labor nuestra de cada día...

Bendigo la labor nuestra de cada día,
bendigo el sueño nuestro de cada noche,
el divino juicio y la caridad divina,
la ley benévola y la ley de bronce,

mi empolvada púrpura, de harapos cubierta...,
mi empolvado bastón, de los rayos hogar,
y asimismo, Señor, bendigo el pan
en horno ajeno y la paz en casa ajena.

21 de mayo de 1918



Comediante  4


Ya no te necesito,
y no es porque no contestaras
a vuelta de correo, cariño.

Ni por saber que estas líneas,
escritas con tristeza,
las leerás entre risas.

(Escritas por mí a solas -
¡y sólo para ti!- ¡por vez primera!
con alguien las descifrarás).

Ni porque rozarán
los rizos tu mejilla -¡Soy maestra
en leer acompañada!

Tampoco porque a un tiempo
suspiraréis inclinados
sobre las mayúsculas desvaídas.

Ni porque caerán a la par
vuestros párpados -es difícil
mi letra- ¡y en verso, además!

¡No, amiguito! -Es más fácil,
es peor que un enfado.

Ya no te necesito-
porque... porque-¡Ya no te necesito nunca más!



3 de diciembre de 1918



En la frente besar -penas borrar...

En la frente besar -penas borrar.
Beso la frente.

En los ojos besar, -el insomnio quitar.
Beso los ojos.

En los labios besar  -dar de beber.
Beso los labios.

En la frente besar  -la memoria borrar.
Beso la frente.

5 de junio de 1917


Es sencilla mi ropa...

Es sencilla mi ropa,
pobre mi hogar.
¡Soy una isleña
de islas remotas!

¡Nadie me hace falta!
si entras -pierdo el sueño.
Por calentarle la cena a un Extraño
quemaría mi casa.

Si me miras -ya nos conocemos,
si entras -¡quédate a vivir!
Es sencillo nuestro fuero,
está escrito en la sangre.

En la palma de la mano tendremos
la luna, si nos place.
Si te vas -es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.

Miro la marca del cuchillo:
¿sanará antes
de que venga otro extraño
a pedirme agua?



Insomnio  2


Así como me gusta
besar las manos
y ofrendar nombres,
también me gusta
abrir las puertas
-¡de par en par!- a la oscura noche.

Apoyando la cabeza,
oír los recios pasos
hacerse más ligeros,
y cómo el viento mece
el bosque somnoliento
y desvelado.

¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
en medio de la noche
alguien se ahoga.


27 de mayo de 1916



Insomnio  10

Otra vez una ventana
donde otra vez no se duerme.
A lo mejor beben vino,
a lo mejor no hacen nada.
O tal vez, manos unidas,
no separan esas manos.
En cada casa, mi amigo,
hay así una ventana.

Separaciones y encuentros:
gritas, nocturna ventana,
quizás hay cientos de velas,
o quizás sólo tres velas.
Sin reposo
mi cabeza.
En mi casa
ha entrado eso.

¡Hay que rezar por la casa sin sueño!
¡Y rezar por el fuego en la ventana!

26 de diciembre de 1916



Insomnio 11

¡Insomnio, amigo mío!
Otra vez tu mano.
Mientras alzo mi copa
te encuentro en la callada,
en la sonora noche.

¡Déjame que te embruje!
¡Prueba!
No trates de ascender
sino de ir hacia adentro...
Ya te llevo...
Susurra con los labios:
¡Paloma! ¡Amigo!
Prueba.
Déjame que te embruje.
Bebe
de todas las pasiones,
huye
de toda noticia.
Calma.
Concede,
amiga...
Abre los labios.
Abre los labios al placer
y, al borde de la tallada copa,
bebe.
Absorbe.
Traga
hasta el no-ser.
¡Amigo! ¡No te enfades!
¡Déjame que te embruje!
¡Bebe!
De todas las pasiones
la más apasionada,
y de todas las muertes
la más dulce... mis manos.

¡Déjame que te embruje! ¡Bebe!
Desaparece el mundo. Ningún lugar:
orillas inundadas... Bebe mi golondrina
perlas fundidas.
Y tú bebes el mar,
bebes el alba.
¿Con qué amante es la juerga?
¿Con el mío?
Bebe, pequeño,
que ya compararemos.

Y si preguntan, ¡responderé!
El porqué de las mejillas lívidas.
Con Insomnio me fui de juerga, sí.
Con Insomnio me fui de juerga.

Mayo de 1921



Libertad salvaje


Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.

Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!



Se ha ido. Ya no como...

Se ha ido. Ya no como:
quedó sin gusto el pan.
Se ha ido - todo es tiza
si lo llego a tocar.

...Para mí, era el pan,
era la nieve;
ya la nieve no es blanca,
el pan no sabe a nada.



Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!...


Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.

Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.

Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.

Muy dentro de mí misma,
oso polar sin hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.

No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.

(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!

Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.

Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.

Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.

Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...


Mis versos, escritos tan temprano...

Mis versos, escritos tan temprano
que no sabía aún que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa,

lanzados como ágiles diablillos al asalto
del santuario donde todo es sueño e incienso,
mis versos de juventud y de muerte
-¡mis versos, que nadie lee!-,

en el polvo de los estantes dispersos
-¡que ninguna mano toca!-,
como vinos preciosos, mis versos
también tendrán su hora.
Versiones de Severo Sarduy




A Boris Pasternak

Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado
nos han ¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes!

Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.

De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.

Conspiradores y lejanías?
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.

¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!

 24 de marzo de 1925


A Rainier Maria Rilke

Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.



A ti, dentro de un siglo

A ti, que nacerás dentro de un siglo,
cuando de respirar yo haya dejado,
de las entrañas mismas de un condenado a muerte,
con mi mano te escribo.

¡Amigo, no me busques! ¡Los tiempos han cambiado
y ya no me recuerdan ni los viejos!
¡No alcanzo con la boca las aguas del Leteo!
Extiendo las dos manos.

Tus ojos: dos hogueras,
ardiendo en mi sepulcro -el infierno-
y mirando a la de las manos inmóviles,
la que murió hace un siglo.

En mis manos -un puñado de polvo-
mis versos. Adivino que en el viento
buscarás mi casa natal.
O mi casa mortuoria.

Orgullo: cómo miras a las mujeres,
las vivas, las felices; yo capto las palabras:
"¡Impostoras! ¡Ya todas están muertas!
Sólo ella está viva.

Igual que un voluntario le ha servido.
Conozco sus anillos y todos sus secretos.
¡Ladronas de los muertos!
¡De ella son los anillos!"

¡Mis anillos! Me pesa,
hoy me arrepiento
de haberlos regalado sin medida.
¡Y no supe esperarte!

También me da tristeza que esta tarde
tras el sol haya ido tanto tiempo
y he ido a tu encuentro,
dentro de un siglo.

Apuesto -dice él- que vas a maldecir
a todos mis amigos en sus oscuras tumbas.
¡Todos la celebraban! Pero un vestido rosa
nadie le ofreció.

¿Quién era el generoso? Yo no: soy egoísta.
No oculto mi interés si no me matas.
A todos les pedía cartas,
para por las noches besarlas.

¿Decirlo? ¡Lo diré! El no-ser es un tópico.
Y ahora, para mí, eres ardiente huésped.
Les negarás la gracia a todas las amantes
para amar a la que hoy es sólo huesos.


Regreso del líder

El caballo... cojo.
La espada... oxidada.
¿Quién es el líder
jefe de muchedumbres?

Paso -una hora.
Respiro -un siglo.
Mirando hacia lo bajo,
donde se encuentran tantos.

Enemigo o Amigo,
espina o Laurel.
Todo sueña.
El Caballo es Él.

El caballo... cojo.
La espada... oxidada.
La capa, vieja.
Mas derecho el cuerpo.

Julio 3 de 1921
Versiones de Carlos Álvarez


Magdalena


Entre nosotros, los diez mandamientos,
el calor de las diez hogueras.
La sangre hermana causa rechazo,
pero eres de sangre ajena.

En los tiempos evangélicos
yo sería una de aquéllas...
(¡La sangre ajena es la más deseada,
y entre todas, la más ajena!)

Con todas mis desazones, preclaro,
arrastrándome, te seguiría.
Oculta la mirada demoníaca,
Perfumes en ti vertería:

sobre tus pies, bajo tus pies,
o derramándolos a tu paso...
¡Fluye, pasión envilecida,
empeñada a los parroquianos!

Fluye con la espuma de la boca,
con el fervor de la mirada.
Fluye en el sudor del lecho. Tus pies
en mi cabellera calzo
como en una piel.

A tus pies, como seda, me extiendo.
¡No serás aquél (¡soy aquélla!)
que dijo a la bestia de la melena
ígnea: "¡Levántate, hermana!"


2

Por tus derroteros no pregunto,
porque, amada, todo se cumplió.
Tú me has calzado a mí, descalzo,
en el torrente
de tu cabello
y de tu dolor.

No pregunto cuánto han costado
estos perfumes. Al desnudo,
a mí,
con la ola de tu cuerpo
me has vestido,
como con un muro
o una vid.

Dócil y dulce, como nunca antes,
manso tocaré tu desnudez.
A mí, tan recto, me has enseñado
el declive de la ternura
al caer a mis pies.

Me harás una fosa entre tu pelo,
y sin lienzos me envolverás.
¿Para qué me has de traer la mirra?
Como ola,
tú me lavarás.
Versión de Tatiana Bubnova


Poema del fin


Como la piedra afila el cuchillo,
Como se desliza el serrín al barrer,
Así, aterciopelada, la piel
Húmeda súbitamente en los dedos.

Oh dobles -coraje, sequedad-
De los hombres, ¿dónde estáis,
Si en mis palmas hallo lágrimas
Y no lluvia?

El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
Que se vierten en mis palmas,

Ya no pierdo
Nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
-Acaricio tus mejillas.

Somos así, orgullosas
Y polacas -Marina-,
Cuando en mis manos llueven
Ojos de águila:

¿Lloras? Mi amor,
Mi todo: perdóname.
Trozos de sal
Caen en mis palmas.

Llanto de hombre, veta
Que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
La vergüenza que te hice dejar.

Somos dos peces
Del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
Labio contra labio.

Todo lágrimas.
Sabor
A armuelle.
-¿Y mañana
Cuando
Despierte?


A  Ajmatova


¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.
Versiones de Monika Zgustová



Psique

2

Toma, cariño, mis harapos
que fueron un dulce cuerpo.
Lo he destrozado, lo he gastado,
sólo quedan las dos alas.

Vísteme tú con tu esplendor,
sálvame, por piedad.
Y los pobres andrajos raídos
llévalos a la sacristía.

13 de mayo de 1918
Traducción de Lola Díaz



Tu alma y la mía son gemelas...

Tu alma y la mía son gemelas
como mis manos: la derecha y la izquierda.
Tan cálidas y tiernas son unidas
como dos alas de un pájaro dormido.
¡Por un ciclón quedamos separados,
por un abismo, tú y yo, como dos alas!

Versión de Larisa Diakova



Ya es hora. Para este fuego
ya soy vieja.
El amor es más viejo que yo.
Tiene cincuenta eneros
la montaña.
Más viejo es el amor:
viejo como un fósil, viejo como una sierpe,
más viejo que el ámbar de Livonia,
más que los barcos fantasmas,
más viejo que las piedras, más viejo que los mares…
Pero el dolor que hay en mi pecho,
más viejo, más viejo es que el amor.

23 de enero de 1940



Tentativa de celos

¿Cómo te va la vida con otra?
Más fácil, ¿verdad? Golpe de remo.
¿Cuándo -¿pronto?- por un puente seguro
se alejó de ti el recuerdo
de mí, una isla que flota?
(En el cielo, no en el agua.)
Almas. No amantes,
sino hermanas son nuestras almas.
¿Cómo te va junto a una simple
mujer sin divinidad alguna?
Tras haber derrocado a tu reina
(tu mismo privado del trono)
¿Cómo vives? ¿te preocupas?
¿te enfadas? ¿Cómo estás al levantarte?
Con ésa que te ha atado al cuello
su tributo inmortal el tedio, ¿cómo te va,
pobrecito mío? “-Estoy harto de convulsiones,
de dolor: voy a agenciarme un hogar.”
¿Cómo te va con cualquiera,
a ti, que fuiste elegido por mí?
¿Es la comida más comestible?
Y si te cansa, mala suerte.
¿Cómo puedes vivir con un idolillo,
tu, digno antes del Sinai?
¿Cómo vives con ésa, tan distinta a nosotros?
¿Una extranjera, costilla de tu pecho?
¿la vergüenza, ese azote de Zeus,
aún no te ha herido la frente?
¿Cómo te va la vida? ¿Estás sano? Y las musas,
¿Te llaman aún a veces? Y la dicha,
¿Se hace ver? ¿Alguna vez? ¿Y esa llaga
inmortal -la conciencia- qué, mi pobre?
¿Cómo vives con un producto
del mercado? ¿Pesa mucho?
Tras el mármol de Carrara,
¿Cómo te va con una prótesis de yeso?
Del mismo bloque tallamos a Dios,
para romperlo acto seguido
¿Va bien una cienmilésima,
para ti, que conociste a Lilit?
¿Estas ya harto de esas mercadería
novedosa? Cansado de mi magia,
¿Cómo te va con una mujer terrestre
que carece de sextos
sentidos?
                    Venga, con franqueza, ¿sois felices?
¿No? ¿Cómo se vive en un abismo sin profundidad,
amor mío? Cuesta, ¿verdad?
¿Te cuesta tanto como a mí con otro?


19 de noviembre de 1924



Amor


¿Alfanje? ¿Fuego?
Más simple, sin tanto ruido.
Dolor familiar, como la palma a los ojos,
como a los labios el nombre
de un hijo.

1 de diciembre de 1924



Cabello gris


Son las cenizas de los tesoros:
pérdidas, sinsabores.
Son las cenizas antes las que en polvo
se deshace el granito.
Desnuda y luminosa paloma
que vive sin pareja,
cenizas de Salomón
ante todo lo vano.
Del tiempo sin crepúsculo
la amenaza terrible.
Dios estaba a mi puerta
mientras ardía la casa.
Señor de los sueños y de los días
que el fárrago no ahogará,
de estas tempranas canas,
se eleva el fuego, el espíritu.
Años, no me habéis traicionado
con un golpe en la nuca.
Este cabello gris es victoria
de fuerzas inmortales.


27 de septiembre de 1922



Mi día es desordenado y absurdo:
al mendigo pido pan,
al rico le ofrezco una limosna.

En la aguja enhebro un rayo de luz,
al ladrón le doy la llave,
con polvos blancos encubro mi palidez.

el mendigo no me da pan,
el rico no acepta mi dinero,
el rayo no pasa por la aguja.

El ladrón entra sin llave,
y la tonta llora a lágrima viva
ese día sin gloria, día inútil.


29 de julio 1918




A los fiscales de la literatura


¿Ocultarlo todo para que la gente olvide
como nieve que se derrite o una vela?
¿En el futuro no ser más que un puñado de polvo
bajo la cruz de la tumba? No quiero.

 Cada instante, tamblando de dolor,
vuelvo a lo mismo:
morir para siempre. ¿Será por eso
que mi destino es comprenderlo todo?

Una tarde en el cuarto de los niños, entre muñecas,
la telaraña en el prado,
un alma que se condena por una mirada…
comprenderlo todo y por todo sufrir.

Por eso (y al manifestarlo cobro fuerzas)
someto a juicio todo lo más mío,
para que mi juventud conserve siempre
la desasosegada adolescencia.

 Sin datos del traductor



No dejo

No dejo de repetir el primer verso
y corregir la palabra_
-"puse la mesa para seis"...
Te olvidaste de uno, el séptimo.

Estáis tristes los seis.
Ráfagas de lluvia cubren vuestros rostros.
Cómo  pudiste, en esa mesa,
olvidar al séptimo, la séptima..

Están tristes tus huéspedes,
aburrida la garrafa de cristal.
Desconsolados ellos, desconsolado tú,
y, más desconsolada, la que olvidaste invitar.

Sin alegría, sin brillo
ah, no coméis ni bebéis.
¿Cómo pudiste olvidar el número?
¡Cómo te confundiste en el cálculo?

¡Cómo pudiste, cómo osaste no entender
que seis (dos hermanos, el tercero
-tú mismo- con tu mujer, y los padres)-
eran siete- puesto que yo no existo.

Pusiste la mesa para seis,
pero no se reduce el mundo a seis.
Para ser un espantajo entre los vivos,
prefiero ser fantasma, con los tuyos,
(los míos...)
        tímida como un ladrón
¡sin rozar un alma siquiera!
Me siento en el lugar -la séptima -
delante del cubierto que no has puesto.

¡Por fin! ¡Volqué mi vaso!
Y todo lo que era preciso derramar,
-la sal toda de mis ojos, toda la sangre de las heridas-
desde el mantel al parqué.

Y ningún féretro, ninguna separación.
La mesa exorcizada, la casa despierta.
Como la  muerte en un banquete de boda,
yo, la vida, presenté en esa cena.

Nadie, ni hermano, ni hijos, ni esposo,
ni amigo; y un reproche, pese a todo:
tú -que pusiste la mesa para seis almas,
ni siquiera me pusiste en un rincón.
   


Pasar a hurtadillas


Y, quizás, la mejor victoria
sobre el tiempo y la gravitación...
es pasar sin dejar huella,
pasar sin dejar sombra

sobre los muros...
Quizás... ¿renunciando
vencer? ¿Dejar de reflejarse en los espejos?
Así: como Lermontov por el Cáucaso
pasar a hurtadillas sin asustar a las rocas.

Quizás... ¿sería mejor diversión
con el dedo de Sebastián Bach
no tocar el eco del órgano?
Desintegrarse, sin dejar cenizas

para una urna...
Quizás... ¿con engaño
vencer? ¿Escapar de las latitudes?
Así: por el tiempo como un océano
pasar a hurtadillas sin asustar a las aguas...


Sin datos del traductor
Fuente: http://atlasdepoesia.blogcindario.com




MARINA IVANOVNA TSVETÁIEVA (Мари́на Ива́новна Цвета́ева)
Rusia, 1892-1941



2 comentarios:

  1. Con sumo placer he disfrutado estas prodigiosas
    poesías de Marina I. Tsvetaieva, una pionera del arte poético femenino y universal. Confieso que soy muy recelosa en lo que se refiere a la traducción poética, pero,me satisface lo aquí traducido artísticamente hablando.

    Muchas gracias

    ResponderBorrar
  2. Agradezco al tiempo y las circunstancias ...agradezco haberle conocido , su poesía penetro como la lluvia en la ropa , con intensidad y con frío ..que abre los poros de la piel..

    ResponderBorrar