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octubre 02, 2006




A la noche empezó a soplar viento; en verdad, eran jazmines que venían, y eso parecía el viento. A ras de tierra, por el aire, a través de los árboles, puertas y ventanas; semejaron eludirme, pero, uno me golpeó en el pie; varios, seis, se me acomodaban en la cara, tal rápida corona (se deshizo). Yo estaba junto a la mesa, inmóvil, trazada con un lápiz.
Los Jazmines eran grandes y brillantes como hechos con huevos y con lágrimas.
Los familiares parecieron preguntarme silenciosamente y con alguna ira:
Aprendiste tantas cosas y ahora no puedes explicar? Se inició alguna conversación en lo oscuro, varias conversaciones, pero se interrumpían porque todo era inútil y nada podía detener a los jazmines.


Marosa di Giorgio (Uruguay, 1932-2004)
Imagen: Larry Carlson

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