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octubre 13, 2015

POEMAS DE JORGE LEÓNIDAS ESCUDERO


Foto: https://www.facebook.com/Jorge-Leónidas-Escudero-62388947159



Amigo íntimo

Era noche de viento anoche cuando
desvelado oí al gato amigo, el perdido,
llamándome.
Su quejumbre apagada oí e el impulso
tuve de abrir todas las puertas a recibirlo.

Veinte días ya,
y si no lo mató un perro viene ahí.
Salte de la cama y corrí a la ventana
ver si lo veía y hacerlo entrar
acariciarlo darle comida. Sucio, flaco
estaría después e tanta ausencia.

Entonces otra vez oí el llamado;
pero mi di cuenta no era el gato,
era una persiana que con el viento hacía
tal quejumbre.

Cerré la ventana.
Fui a mirarme al espejo ver qué cara
le queda a uno después de desilusionarse.
Y en esas vecindades de viento engañador
y ladridos nocturnos
volví a la cama a no poder dormir. Acaso
¿esto es mucho decir sobre la ausencia de un gato?


Ante la inmensidad

Fue alguna de esas noches en que miraba cielo
en lejanías sobre campo oscuro y vi
cruzárseme un relámpago lejano. Fue tal
como ver chispear una idea
en el umbral de otro mundo.

Es como si en el fondo del desierto hubiera
querido hacerse luz una verdad pero
pasó fugaz y quedé a oscuras.

Parece que la inmensidad
quiere decirme un secreto y al ver
que todavía falta mucho en mí
queda muda.


A OTRA COSA

¿Pongámonos bien la vida
que nos pusimos del revés?
En vez de alimentar historias de plomo
digamos cosas fáciles.

En vez de hacer de perro del hortelano,
o llorar a la luna porque no nos quieren,
echemos pájaros en el jardín de las preciosidades.

Probemos saludar a desconocidos
a ver si aparece el amor,
pues qué delgado está el mundo,
qué pálido, y necesita apoyo.

Aventa una palabra uno y afecta al tiempo futuro;
por eso hay que hablar con cuidado
y sonreír más.

Pogámonos bien la vida a ver qué pasa,
pues así como estamos se han desequilibrado
los bancos de las plazas
y si no intervenimos
¿a dónde va a ir la gente a tomar aire?


APRIETE

Atiéndanme a esto que les digo aunque
antes ya lo dije, pero
sean buenos porque necesito
compañía neste asunto.

Que otra vez fui a dormir a campo abierto
y al despertarme al rato veo
al cielo echado sobre mí.
La Cruz del Sur clavándome el pecho,
las Tres Marías ciñéndome la frente y
un lucero espantoso apretándome la garganta.

E me exigían hablara que qué relación
tenía con sus esplendores,
que si sentía la inmensidá en mí,
la presión del Universo, dijera algo.

Cerré ojos y estuve desvelado
pensando que les decir qué
si no sabía nada de nada. Pero musité:
Señoras estrellas yo soy un humilde
buscador de piedras que vine a la montaña
y soy inorante de vuestras grandiosidades.


ATISBOS

Veces me alejo caminando lejos
en divergencia de mis propios pasos.
¿Busco lo perdido hace miles de años?

Un hombre oscuro pervive, late
como crisálida o un algo
que pide abrir alas en mí. Siento
que desde la penumbra me empuja pan que regrese
¿a dónde?
De modo que divago y fluctúo
en la ciudad bullicio y abatido
me derrumbo en los bancos de las plazas,
espero no sé qué.

El hombre misterioso se aproxima, intenta
religarme a su mundo indefinido pero
no doy chispa. no accedo
a su fervor de vida más allá de todo.
La vislumbre de Eso me perturba.
Hombre oculto no insistas,
ya es demasiado tarde, no puedo
volver a donde nunca estuve.


BOLICHE

Esperando a su huérfano en la ruta sombría
Alguna de vacía silla totora está.
Mugre de viejos días ensucia las paredes,
las moscas se pegan a los vasos.

Sale afuera diez pasos el vino y refermenta
junto a la acequia orina y yerbamota.

Un uú de paloma callejonera impulsa
la brisa en los poemas últimos del verano.
Cuatro flacos atados a la vara dormitan
y cabizbajos
sueñan que los pialan con pasto.

Por cuestiones de alcohol llega a veces la muerte,
ese “bicho que pica sin remedio en botica”.
Veces sale un borracho y explica,
lo inexplicable
con un grito en la noche.


CAMPOS DE LA DIFUNTA

Otra vez ando el campo este seco
de retamos jarillas e írseme la tarde
en lo que es ver,
sin más estar que en mis ojos la yerma
extensión del desierto sanjuanino.

Sesga un pájaro desde y va a
lo mismo siempre lento a lo mismo vuela
como si no se moviera y se apaga.
El cielo enciende alguna estrella sobre
los jarillales ya oscurecidos.

Monte achaparrado donde ha muerto
y vive la Difunta Correa.
Y es su hijo es quien llora
en tanta soledad viento trío.
Y ese es mi estar aquí en ‘l inmenso
campo santo de ella, bravía sed a donde vine para
en lo que me es ver sentir,
tras el pájaro huyente del día
la unión con la Madre.


CONFIAR

Señor gato este blanco y negro este
que duerme a mi lado y suelta las patas
seguro de que no voy a incomodarlo. Descansa
como un trapo caído en el suelo
no vi más entrega como así un bebé
cerrar los ojos y dormir
ajeno a las traiciones del mundo
sí, porque la desconfianza lógica
entre nosotros los animales,
ver a este dormir tan feliz
me da la sensación expansiva
de que todos los seres deberíamos ser así.
E ante este sentir le agradezco
al cariñoso gato
porque por lo menos mientras lo veo dormir
me siento amoroso con todo el mundo.


Del amor

Mas quisiera un final algo florido
ya que el amor es poesía.
Para esto adhiero a una sabiduría antiquísima
Y suspiro:
Las abejas no saben por qué van a las flores
y las flores no saben por qué atraen a las abejas.
La palabra única (del libro "Tras la llave"):
¿Estoy quizá hablando de la nada
o del todo que es lo mismo?
¿Será eso el
silencio total ah? Me asustó:
¿buscar la palabra única será
instinto de muerte?


DERIVACIÓN TIMBERA

Mientras miro pasar el suceder vacío
cuando barajan y dan o doy cartas,
espero recordar si he visto
fugazmente un indicio.

¿Qué es eso? Darme cuenta, sentir-ver
lo buscado ¡ah! porque es posible
la comunicación con lo todavía no y es
recordar que he visto un relámpago.

¿Y esto a qué viene? Es
porque un filósofo dijo "la conciencia
es recuerdo" y me agrandé: Ahora en la timba
cuando jugamos al póker o al truco
le pregunto al aire qué cartas tiene el otro y,
¿y se gana? Puede,
cuando afloja el yo masoco
y te deja respirar un poco.


EL AQUÍ Y EL ALLÁ

Calles donde la gente deshoja,
en busca de frutos imaginarios,
el árbol de la vida.

Que pasado mañana mejorarán las cosas,
que ahora falta todavía un poco
mientras el nunca
acecha bajo cada baldosa.

E encima de las palabras
anida una esperanza muda cansada de esperar.

Los transeúntes caminamos
uno al lado del otro sin considerar
que vaya cada uno a donde crea ir,
unos antes y otros después todos
vamos hacia el mismo sitio.

Pero a la corta, ya,
ante si alguien pisa una baldosa floja
y al caer se lastima cabe decir
hay que fijarse bien por donde se camina.
Hay que cuidarse para no morir, pero
¿aunque todos vamos hacia el mismo allá?


EL PANTASMA

Justo andaba al tranquito del mocho mohino
helando camino entre Barreal y El Leoncito,
noche clarita,
cuando se me (en Las Piedras Pintadas)
susta el animal.
Era un bulto en blanco, alto a hombre,
que sale y ataja. Alto y más.
Tonce el macho salta de güella a juria y,
tropezando piedras, de herraduras saca chispas.
Que me caigo y no me caigo me sujeto,
miro p’ atrás y del pantasma ni señas.
Mejor así.
Esto ha sío ce mucho y todavía toy sustao.


EL VINO TRISTE

Agazapada casa m’ está sperando
en que vuelva a allá y voy ya voy
digo pero no voy sino me hundo
cada vez más en este bar.
(Tráigame lo de siempre.)

Casa qu’ en preguntarme insiste. No
sé respondo sólo hice allá
un adiós como decir tal vez, no sé.
¿Y qué pretendo aquí?
¿Salvarme del pasado cerme el sordo?
Late
la casa y acecha ver qué hago.

Sí, debo tener cuidado, hoy
estaba entre los aburridos aquí
y de repente hice un ademán así
como a tomar el ómnibus de vuelta a, y
lastimosamente derrame el vaso de vino.

Avergonzado
salí a la calle para como siempre
seguir quedándome.
Soy el desaparecido de allá.


Extrañamiento

Apareció nun árbol de la plaza, supe
no era paloma casera sino
venida del campo. Oí su canto salvaje:
kuúu ku ku kuúu.
Lamentábase, decía que
este mundo de la ciudá es confuso es
puro ruido.

Lloraba eso y tomé la palaba, dije
te asusta la ciudá y viniste
a compartir conmigo tu extrañamiento
pero no necesito ayuda gracias no
quiro escuchar conferiencias tristes.

La paloma voló seguramente
para no insistir con su lamento.
O sea: nun banco de la plaza quedé ntrinstecido
e iba kuúu ku ku kuúu runrunear yo también
pero tuve miedo
no fuera que algún transeúnte pudiera pensar
¿qué le pasa a este güevón?
Por eso es quedé pensativo, mudo, claro:
Allá en los lejos campos de mi querer
la soledá no andaba adentro de uno,
sino afuera y sin hacer ruido.


IDEOLOGíAS Y TRAMPAS

Dijiste que matarse por un ideal
es hermoso, bonito,
propio de la fe o acción heroica.
Tonces ahí stán los que se explotan
con una bomba que a la vez mata gente.
¿Es bonito?

Mariposa que vuela alto a,
es la utopía a
un país libre y hermoso cuya belleza
es que a ahí nunca se llega.

Pero si tu mente caza esa mariposa
y la diseca,
se te seca el corazón y ya no podés cantar.

Y aquí eso de los que capturan.
a inocentes para fosilizarlos,
los llevan al terreno mesozoico
y duras penas se desempioja uno.

Y en librase de eso veo a jóvenes que
hacen arcadas y no consiguen
botar el anzuelo. Sería bueno
un mano en la frente ponerles, ayudarlos
a que vomiten.


Invierno


En canto ella me soslayo miró
bajó la vista y yo también en cuanto
la miré bajé ojos.
Llegó el mozo e un vaso de vino pedí, ella
pidió no sé.
Entonces nos miramos, pero sin saludo,
como a distancia de tres mesas, mudos
como correspondía. ¿Y? Bueno,
para qué.
Tomé un trago y en cuanto
hacía frío de tiempo lógico
salí de haberla visto haciéndome el duro,
esforzándome para no renguear.


LA BUSCA


Con rumbo incierto llego, oscurece,
suelto la mochila y descanso
pero sé que aún no he llegado. Mañana
debo salir de nuevo en pos de buscar
lo que nadie ha visto.

Es ser como el primer hombre
que caminó esta tierra de polo a polo
a sólo talón rajado,
llegando y partiendo naa más.

Así es mi asunto avanzo a territorios lejos
pero a veces me pierdo, doy vuelta en cículo
y se me lloran los ojos de pena.

Mañana con la fresca
he de salir contento en procura
de lo mismo de siempre y ya sé ya sé,
no me lo digan,
llegará el día oscuro en que dejaré de buscar:
lo desconocido se habrá olvidado de mí.


LA CREATIVIDAD

Viene de antes que vos y sorpresivamente
a veces te habla.
Mientras tanto el artista hace
garabatos y cree
gobernar la manija creativa.

A veces se te asienta
el pájaro famoso de la inspiración
y otras un sapo intuitivo
salta en tu pecho y caza hermosa mariposa.

Creíste ser el creador de eso
cuando era el otro,
el que está escondido siglos y siglos atrás
y te habló porque estabas propicio a escucharlo.

Pero vos creíste ser el fabricante de crear
cuando más bien agradecé
porque te arrojaron desde lejos, si acaso,
un pedazo de verdá.

Porque antes de eso
cuántas veces creíste que sí,
que eras vos el creador y al intentar
hacer arte sólo hiciste
palos de ciego, merdosidá.

Luego si nadie es creador ¿qué pasa? Nada,
porque todo es garabatear mientras se espera
que desde lejos, de alivio,
se te asiente un pájaro hermoso
o el sapo intuitivo te entregue una mariposa.


L’envidia

De frente sonríe,
por la espalda te apuñala, llora
porque no tiene lo que vos. Adolorida
es alimania muy asidua a chuparte la salú, exhala
vaporoso veneno, actúa
cuando un cualquiera acierta en algo.
Por eso si se te da una buena escondela
de modo que no se vea,
poné cara larga decí que estás en pérdida.

O cuando el bicho tire la zancadilla
pegá un salto por encima,
pisale la cabeza o mejor todavía
hacele con la mano la seña tomá tomá.

O tal vez nada sirva porque si en vida
hiciste algo bonito,
llegada tu muerte la víbora
irá hasta el cementerio trepada en el cajón
para ¡ayayita!
propalar veneno sobre tu recuerdo.


LA HERIDA MÁS MORTAL

La herida más mortal es enteriza,
baja desde la coronilla
hasta las uñas de los pies.
Podés hacer cuanto se te ocurra pero
has fallecido.

Herida mortal que escapa
a todo hablar, asfixia
como si en una bolsa
a un pozo negro te hubieran.
Esto ocurre a enamorados tozudos
que aspiran a recuperar besos perdidos.
La realidad los engancha de atrás con un clavo
los abre en canal y deja colgados
como res en el matadero.

Se les vacían los tuétanos,
gimen lloro inconsolable
se mean y defecan encima. No,
no es gracioso
ver así a un inocente agregado al olvido
brutalmente por lo que él más quiere.


 LA PARED PARLANTE

En la calle donde paso
cada vez más despacio yéndome,
suelo ahí pensativo detenerme a leer
en la pared de un baldío el mensaje de amor
qu’ escribiera un joven hace años no sé.
El sol y la lluvia lo destiñen pero
aunquel tiempo lo borre
seguirá ahí para decir la vida
no muere.

Esto le conté a un amigo y replicó:
Choterías tuyas
darte cuerda ante un escrito en pared muda.
Quien escribió a fulana que la amaba
seguro hoy está en la antípoda
o es su marido golpeador.
Es decir salite,
vos estás en romanticón todavía.

E yo me alcé de hombros,
dije perdón voy a retirarme
y caminé hacia la pared del baldío
para releer vitalidá.


LO INESCRUTABLE

Si usted toma la punta de un conocimiento
y empieza a tirar el hilo
va a sacar una sombra.

Es tremendo y espanta,
porque si todo está unido a todo
uno piensa extraer un pez gordo
y termina vencido con la boca gusto a nada.

Mi caso es el de siempre, siempre el mismo.
Ya no puedo callar y más tranquilo
vivir sino que indago e inmerecidamente
caigo en la oscuridad.

Tras el fuego sagrado a si pellizco
me levanto alta noche y sigiloso
pongo la caña de pescar en vano.

Sin embargo insisto.


Lo que sobra zozobra

Los que odian dar migas a las palomas, esos
que cierran la mano para no desprenderse
de lo que sobra.
Los habrás visto.
Y si les pide algo un hambriento
levantan los hombros como a mí qué me importa.

Mientras más tienen más ni pizca aflojan y es de ver
cómo se les pone la cara ambiciosa.
Escondidos nocturnamente
cuentan su ganancia moneda a moneda y lloran
cuando se les merma un pedacito.

No se dan cuenta de en la vecindad
viven mancos rengos y tuertos
ya zafados de lengua los cuales van a hacer
que zozobren los que a las palomas
no dan lo que les sobra.


MAULLIDO

Maullaba un gato ayer, hablaba
con voz ronca, pedía
presencia de gata.
Tonces mi hija Rosi dijo ahí,
ahí ronda otra vez ese gato dañino
que se mea en las plantas del jardín.

Sí, dije, lo oigo, anda
como dolorido y no voy a correrlo.
Dejalo hija dejalo, respetémoslo,
yo también anteayer de los antiayeres
vociferé al compás de una guitarra
en busca de la que fue tu mamá.


Mi anciano hijo

Mi hijo es viejo y tiene eso raro
de sentarse nun banco la plaza
y estarse solitario hasta el amanecer.
No es por insomnio, me dijo,
sino en cómo hacer para dejar de pensar
y entrar directamente en el saber.
Algunos dirán que es estúpido
eso de dejar que el tiempo transcurra lúcido
por fuera del pensamiento propio;
pero allá él, mi hijo es así.

Tiene un impulso que lo alienta a correr
detrás de lo difícil,
pero como le falta agilidad en los pies
se siente en un banco de la plaza.

Para colmo aspira a ser alquimista
y quiere fabrica4r oro con la mente.
Tampoco entiende por qué se le corren los mocos
sin estar refriado y le brotan lágrimas
sin estar triste.

Le aconsejo m´hijito acuestesé,
descanse ´n la cama, ya todo está hecho;
pero él no me escucha,
va a la plaza y se amanece.


Oh ese bar

E estábamos en el bar La Gota de Grasa
famoso cubil de nocturnos. Óiganme,
no una noche ni dos jugábamos al truco,
no por chiste ¡epa!

Orejeábamos la noche sin apuro
y sucedía qu’el tiempo
sin avisarnos iba hacia hacete
de cuenta que estábamos en el paraíso.

Que hasta a la alba no cejábamos
de manejar cartas ahí
seguros de que nunca se nos secaría la lengua
por falta de reposiciones vínicas.
¿Dije bien?

Lindo tiempo ese el perdido,
pero conciso, lleno de hombría y amistad.
¿O qué otra cosa tiene mejor la vida
que darse el gusto uno sin ofender a nadie? Sí,
estuve revolcándome en La Gota de Grasa.
Y los moralistas vayan a otro bar a predicar
porque aquí los mirones son de palo.


PAISAJE URBANO

Aquí nomás a vuelta de esquina
hay una placita adecuada
para que en alguno de sus bancos exista
una parejita de enamorados.

Hoy he visto ahí, como otras veces,
a un él y ella tanteándose abrazados.
¿Buscaban cada uno en el otro
la eternidad de la especie humana?
¿Ver si mañana o algún día no sé, ahora?

Es lógico sirvan de envidia
a algún desprevenido caminante
como yo que cuando los vi pasé
presuroso como si fuera a comprar algo
de lo que me fafalta y a ellos les sosobra.


Pájaro llamador

A esto que estoy escribiendo le falta
claridá intrínseca,
mas por atrevimiento lo paso al papel
y aunque me quede lejos llegar
lo intento.

Como si fuera un capricho esto de ir a cazar
perdices en la oscuridá,
tiro tiros de tinta y yerro,
continúo mastico palabras en se me atoran
y así camino.
Créanme que si aparece la resonancia
comeremos perdices.

Un entendido dijo que tal vez
si gritara contra los muros escucharía
el esperado eco, por eso
corro de aquí a allá, pido permiso
y aunque no me lo dan insisto.

Mientras tanto allimento al pájaro llamador
a ver si atrae pájaros del absoluto.
Y entiéndase que a ahí nunca se llega
pero alcanza para vislumbrar qué es la búsqueda.


PARAR LA OREJA

Como las orejas del gato
que hacia cualquier ruido apuntan
así escucho hacia adentro de mí
qué dice el pálpito.

Hago así porque él sabe
si aparece o no la chispa. ¿Qué chispa?:
la que  ilumina lo oscuro.
Más no se puede decir
porque es difícil de explicar.
De ahí que yo cace conocimiento oculto
con con orejas de gato estar atento
a ver qué pasa en el centro de mí.

Y esta es la brújula es para definir qué;
es la  corazonada es; pero nos engañamos
a veces y nos desoímos
cuando la mente bruta habla
y su voz tapa
a la voz del pálpito en el centro de uno.


Perseguimiento nocturno

Estaba a punto de dormir y antes
de quel sueño me alcanzara
vi a un hombre caminar en calle desconocida.
puertas y ventanas cerradas,
ningún caminante a más de él.

Era verlo ir mirar a derecha e izquierda
sin rumbo al parecer no saber dónde
ir y desubicado andar así
como si viniera de otro país a buscar
lo inhallable.

Y me dije: ¿qué le pasa a este otra vez
aquí andar pobrecito de mí?
Dije, porque por el modo de andar sabía
quese individuo era yo.

Hasta que afortunadamente quedé dormido,
dejé de andar persiguiéndome como otras noches
me sucede no sé por qué.


Poetas

La poesía viene y yo comedido
me ofrezco de puente para que llegue a otros.
Ella en el mundo de las analogías busca
relaciones ocultas y me las dicta.

Y es difícil ser fiel porque uno mete
palos de ciego, ocurrencias, vacío.
Ella aspira ha hermosura
de fondo y forma, quel poema dé
chispa y se hunda en tierra-tiempo donde
se pierda la firma del que transcribe.

Es que soñaste ser creador
pero la poesía te usa abusa
de tu ignorancia y te hace creer que sí,
quel poema es tuyo cuando sos
el muñeco del ventrílocuo Sol
Viento Camino Cielo Amor y Dolor.


¿Qué pasó?

Manera de quererte piedra pelada, digo
hasta perdérseme la vista
en azules oeste,
cerros lagartos donde subí
para en sus crestas verme como nunca.

Esto me abunda en quererlo decir desde
qu’estuve encaramado en pórfidos estuve
y en cuanta roca sin motivo otro
que verme ahí.

Y en cierta vez recuerdo una escalada
que terminó en adoración. No sé,
no supe bien, o qué, o eso
inexplicable cuando llegué a una altura donde
cielos y cumbres me abrazaron,
caí de rodillas y lloré.


RECUPERACIÓN DE LA VISTA

Yo no tengo culpa, suéltenme,
no soy malo.
estuve haciendo todo lo que los demás hacían,
armando desarmonías pero inocentemente.
No deben a prisión llevarme porque créanme,
no veía bien, cometí abuso de ceguera
no estuve a altura de saber qué.

Mejor dicho en mis andanzas mezquiné amor
porque los demás hacían así. Era el mundo
y yo ando en el mundo.
Recién he visto claramente hoy
cómo es esto de no hacer daño,
y vivo el cambio pero por culpa del pasado

nadie cree que soy inocente.
Deténganse, apártense, ahora no es ayer,
déjenme ir a donde voy,
a sentarme en el fondo de mi casa
para mirar la belleza de un álamo.


REFERENCIAS


El tatarabuelo por lado de mi papá
salió de La Rioja hace cuándo
en una sequía grande y ¡Ea! ¡Quiá! ¡Ea!
con sus animales por delante
fue a dar a El balde, en San Luis.

Tuvo allí descendencia hasta que mi padre
dio un saltito a Mendoza, dobló hacia el norte
y acampó aquí. Ya estamos en San Juan, pues.
Entonces fue que Leonidas casó con la Margarita
y aparecí yo en escena.

Nací en calle Santa Fe a pasitos de Alem,
junto al taller de don Manuel Trías, mi tío,
donde una vez me quemé en la fragua
pero no aprendí la lección
ya que en otros asuntos me he quemado siempre.

Después con mi abuelito por parte de madre
fui a la finca del Médano de Oro, y ya se sabe
que todavía ando con olor a pájarobobo y pichana.

Restos

Este es, este es el sillón solitario
donde una vez te sentaste, pusiste
los talones encima de la mesa
para descansar, dijiste, y sí
tus hermosas piernas ante yo aquella vez
en que todavía no llegaba el momento.

Después,
aquí es ahora veo el sillón desierto
y la mesa es la misma, sin embargo
la soledad ha puesto sobre ella un manto
que me lo pongo a ver cómo me queda
y no puede ser de otra manera que como un
sudario.

O tal vez no sea para tanto,
pero es que no sé cómo referirme
a lo que hace con nosotros el tiempo.


Riña de gallos

Otra vez
por dormido mal anoche amanecí atravesao.
Por eso le dije a un amigo tu poesía
nada que ver con la poesía,
es harina de otra bolsa.

Y como el hombre se molestó
l’endilgué este discurso: ¿Qué ti has créido ah?
tirás la taba al aire y cuando cae culo
vos decís gané.
Además si tu asunto es engañarte hacé
lo que se te más guste,
largá ventosidades por la boca
y escribilas como poema, pero no me vengás
con que son verdades mundiales.

Cierto le pegué rudamente hoy
por las palabras bostezadoras qu’escribe y él
de manera peor me devolvió los palos.
Si mi abuela viviera nos hubiera dicho dejen
de darse picotazos en la cresta,
con su pan se la coman a la poesía.


SENDEREAR

En los cerros i visto sendas de andar
animales sueltos subir o bajar
por rodados difíciles y en las pizarras
escribir con letras de pezuñas, cascos,
patas de guanaco ir
por agua
o pasto en busca de vida.

Ariscos.
Dejar señas desde o a dónde,
rastros efímeros
en los despeñaderos
campo de aludes.

Eso vi allá
y en eso ando, camino este es
mi senderear con palabras ir
por pasto de luz y agua escondida
en los nacederos de la evidencia.

Y aunque también aquí las avalanchas
borrarán todo, éstos mis rastros dejo, voy
suelto
semejante a en el cerro aquellos animales
que andan en lo que son hasta morirse.


SIN SALVACION

Acercamiento en todo pero no
consigo más que aproximaciones tristes
como de zorro que se relame
ante lo inabordable. Termino
introduciéndome dos dedos en la boca y trato
de destrabar la lengua, pero está pegada,
no habla, no quiere, no sabe
palabra luminosa como espero.
Aspiro a definir lo innominado
como quien desafía al cielo pero caigo
y se me naufragan
las palabras en un mar de saliva. Quiero
a solo impulso de garganta decir
lo fundacional del mundo y se me resulta
un tartamudeo sin sentido.

Desolado,
mano en la mejilla pensativo quedo
como para que me saquen
una fotografía artística.


Al yerme así mañana cuando muera
alguno desos que nunca faltan dirá: Este
parece vanidoso y mírenle la cara, tiene
que haber sido nomás un tonto en vida,
un decidor le palabras huecas para cáscara
como nuez apolillada.


SISIEGUESÉ ON JORGE


No se insista on Jorge no se insista
en buscarle seis o siete patas al felino,
no se haga caso cuando quiera meterse
en lejanías;
abajesé del caballo, inserte
la cabeza en l’arena
y escuéndase de sí mismo.

Recuerde usté es criollo de aquí,
destas piedras
y no tiene querencia en el cielo.
Por cierto no es su culpa ver creído
lo que le han dicho los pájaros. Desentiéndase
de prestar oídos a tales murmullos, escuenda
la cabeza en l’arena.


SU VIAJE

Anoche a solas ha reverente
sale al patio va levanta ojos
a las inmensidades, por la Cruz del Sur viaja
a donde nunca siempre.

Ahí anda a,
sin tiempo, desde lo sabido a
no recordar qué, vacía, plena de ver.
Sin mañana o ayeres, hora libre
horra de pensar atenta sólo
a la respuesta silente de allá.

En levedad quedó unida a ser
centro de sí en ominosa y nada. Y
por el hilo de un grillo solitario
bajó a tierra.

Miró en torno paredes la casa, sí
ésta es la casa al reconocerla
entornó los ojos resignadamente.
Se le posó en la cara una sonrisa pálida.
Amanecía ya. Fue ese su
viaje.


TIEMPOS BRAVOS


Otra vez fue esa vez cuando veníamos de Chile.
Oscura estaba la Cordillera.
Tuvimos que atropellar
disparando a la muerte sonsa
que a veces traen los temporales.

Rumbo a Barreal
Bajamos de Las Pichireguas y a gatas
subios por La Fortuna. Los animales
con la nieve hasta las verijas.

Éramos el Güilo Varas, el Mañungo Rojo
y quien esto dice. Llegamos
a la orilla del río. Traía miedo el agua
y en medio de la ocuridá cruzarlo ¿era chiste?

Yo en una mula flaquita ¡caramba!
¿iba a quedarme atrás? ¡si se cagan!
apreté las espuelas a ver que el destino
decía de mí. Dijo
tirarme a l’ otra orilla y dejarme vivo
pa contarle a ustedes que esa vez
tragué tanta agua que ahora
al verla me da asco y tomo vino.


TRANSMUTACIÓN DEL ORO


Dormitaba en la plaza acurrucado
en un banco hacia frío había ido
a no sé qué.

El caso es estaba y de pronto
me alza un cóndor en alas y me lleva
a la Cordillera de los Andes.

Ahí vi contra las rocas florcitas amarillas
y ellas me reconocieron;
entonces les pase las manos por encima,
suavemente
como cuando se acaricia un gato.
Estremecidas por el viento
me devolvieron el cariño arqueando el lomo,
apretándose a mi mano. Les digo
que hasta llegaron a runrunear.

Esto es más hermoso
que mi quimera del oro en esa Cordillera.


TREGUA


Desde aquí veo pasar gente va y viene,
mujeres pantalón mostrar lo suyo,
hombres rebuscadores de lo obvio,
un árbol demacrado ser otoño
en hojas despedidas,
un perro aún, un niño todavía,
un pedazo de sol en la vereda,
un vendedor de globos de colores. Esto
será hasta que al inventor del mundo
se le ocurra otro invento,
hasta que por aburrimiento
borre todo con el codo.


Última apuesta

Apártense, déjenme pasar,
vengo de estar existiendo y ya lo sé
voy a las palideces. Merezco
descanso pero antes
quiero mirar atrás del horizonte para
no verme siempre aquí como árbol seco
donde no hay más que hablar.

No atajen, no digan que hay medicina buena.
dejen que me siente en el umbral
a ver pasar la última gente. Los pájaros
están escondiendo la cabeza bajo el ala.

Manden a alguien a comprar pan,
no digo de aquí sino de mañana
porque mi hambre última
es de lo que aún no he visto.




JORGE LEÓNIDAS ESCUDERO (ARGENTINA, 1920)