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septiembre 18, 2014

POEMAS DE MARTÍN MOUREU





Un pretexto para el mate

La lectura y escritura como
tomar mate solo. O sea, si
el mate no es más que un
pretexto para el diálogo,
en la práctica del mate solitario
se da esa paradójica conjunción
de elementos que en mi caso
conforman la experiencia
literaria: lenguaje y soledad.
Así, entre uno y uno mismo,
hay comunicación pero in-
completa y a la vez cumplida.
¿Y qué es ese afán de elaborar
un lenguaje propio sino aceptar
riesgos de incomprensión?
En este contexto mi escritura
podría ser entendida
como una mancha
de mate sobre la hoja.







Fosa común

Se supera un punto crítico
de la cadena de reacciones
químicas que nos mantiene
en vida, una verdad cuya expresión
corporal recién ahora
empieza a resolverse.
Cese de-función, luego,
archívese su número de legajo,
su historia clínica. Lo más
pronto posible suplida sea
esa faltante en el personal.
Por más que se cierre la causa
surgen algunas preguntas
buscándole un sentido
a la narrativa de sus días.
Ponete a pensar cuánto
nos ahorramos en las últimas
vacaciones, entonces árbol,
hijo, libro, donar los órganos
se vuelven consuelos aterradores.
Absurda, la necesidad moral
de un balance de bienes y deudas.
A lo mejor sería: “gracias,
de nada, quedate con el vuelto”,
el epitafio más adecuado
porque conformarse con
“para todos igual” me parece
un socialismo inútil.



Nacimiento del agua

 
Sin motivo aparente se interrumpe
la trasmisión satelital dejando
un fondo lluvioso de pantalla. 
Otra vez un documental de ballenas
que no termina como uno quiere. 
Quizás una respuesta nos observe 
desde la repisa. Agua: anunciaba 
la virgencita que cambia de color 
según el clima. ¿Quién podría 
rechazar esa verdad revelada? 
Por lo pronto, resignarse a una noche 
sin tele, no queda otra, recalentar 
los fideos a baño maría.
Tempranito acostarse en la cama
esa, herencia de mamá, placentera, 
debe afectarte de un modo 
parecido a la gravitación
del mar cuando dormimos 
a dos cuadras de la playa. 
Agua: un vaso junto a la alarma 
del celular. Ponés la radio
sin sintonizar ninguna estación,
sumergirse en una lluvia 
finita que te hace dormir.
Como las ballenas, la realidad muere 
aplastada  por su propio peso.
Conforme tu cuerpo se concentra
en posición fetal, entrás a soñar,
a recordar en sueños la placenta,
el nado prenatal, lo que sueñan
los bebés entre la panza. 
                                         Pero 
no llores si despertás, de golpe
extraviado, tomate el vaso de agua
mineral, asomate  a la superficie 
y respirá hondo, tomátelo 
con calma que esas interferencias  
no significan una tormenta eléctrica,
apenas un mensaje de texto
cae atravesando la radio, 
con una cadenita de la virgen
maría desatanudos o una de esas

que te conceden los tres deseos.




La llorona


Mi vieja era medio rara,
le rezaba a la estampita
esa de Perón y Evita
antes de acostarse para
que a mí nunca me llevara
la llorona me decía.
Por eso que me ocultaba
abajo la cama mía
cada vez que se escuchaba
la sirena policía.  




Cuentan las malas lenguas malhabladas

Que el gremio de domésticas empleadas
lleva como bandera a la victoria
cinco nubes a media asta anudadas.
No habrá nunca gorilas en la gloria.

                Es una vieja tan chusma la Historia
que barre las veredas repasadas
sin pensar que a esta altura tu memoria
nos vendió cantidad de horas usadas.

                Patria que sangra como un cielo herido,
¿la JP o el PJ disidente?
- dos negros renegados del partido.

                ¿Qué guitarra te acuerda al siglo veinte?
¿Cómo va haber lugar para el olvido
donde sólo el pasado está presente?



        Ayacucho de heroicos asadores
por tu choripán épico Ayacucho
voto a Dionisos, Zeus y su aguilucho
de mecánicos toros domadores.
Con el lunar influjo de la barra
subirá de cerveza una marea,
bailar cumbia con vos puede que sea
como hacerle el amor a una guitarra,
morocha,
                 si las noches más intensas
piden la libertad para tus trenzas
al margen de los ritos oficiales
                si es de vino tu néctar y ambrosía
dejá que así te viva la alegría
sin sospechar que hoy somos inmortales.


Heine-ken

¿Viste cuando te bañás con el calefón
enchufado?¿Cómo confundir  yoga
con yogur, el buda y el budín?
¿En qué se parece un puto
cuadrúpedo a un centauro
con cara de caballo?¿Nunca
regaste las plantas con coca
cola?¿Nunca te comiste
un pan de la edad de piedra?
¿Átropos salta u Atlas soporta?
¿Viste que los desaparecidos todos
reparecidos son?¿Te estás quedando
pelado o será una ilusión óptica?
¿Con anteojos 3D  se podría
encauzar este desfasaje?
¿Estás OK ¿Estás OK
o estás KO? o estás KO?



        hamacaparaway@hotmail



Si te además y más en putas
ganas, si en cama desatendida
masturbás tu insomnio, si a la insípida
rutina como al fideo recalentado
o de caída en un melancoholismo
que nos hubiera proletariado. Ay
allá paraguay: cada cinco
cuatro mueren sin vista al mar.
Tocaya la tacuara y de luna
subtropical. Relamiéndome
en seminal semántica te invito
amacanarte de antemano,
a placer conmigo y completo,
que poses no euclidianas
en mi hamaca paraguay.
Flujo candente en turbia madreselva,
billetera de pura comisura,
así me abro a la noche y media.
Acaramelame la manzana,
hamacándote en una cintura
de cumbia acabaremos cuánto
hasta perder la cuenta,
como si la deuda externa
no acabara. Encima
este físico bárbaro te pesa
lo que un billete de a ciento.


               AJEDRáGORAS


              Juego del ajedrez, máscara auténtica
                    del alma migratoria de Pitágoras.
                 Allí, como en un diálogo de ágoras,
            cada cosa a espectral número idéntica.

                   La tremenda batalla, mera táctica;
                    el campo, un cuadrilátero teórico.
                    Dentro del crucigrama pitagórico,
                ni siquiera un lugar para la práctica.

         Lo mismo que antes, cuando su depósito
 un cuerpo humano y humana su otra cáscara,
            hoy entre cándidos vándalos, y tétricos,

                       Pitágoras tenaz en un propósito,
                 el propósito propio de una máscara
                      para sus geométricos escándalos.





La pantera rosa o tutti-frutti

Tu nombre azul
en una hoja aparte,
donde va
el punto de la i
hiciste un corazoncito
chiquitito.

Lo que yo te quería decir
mirándote como mordías
la birome azul la mordías
desesperando sea la hora
de que toque el timbre para irnos
a fumar al baño, -¿no querés
prender tu cigarrillo
con la brasa del mío?
Que había dos chicles pegados
abajo de la mesa, no me digas
que no te dabas cuenta.
                           -¿Luego
si nos juntamos a subrayabar
las fotocopias? - Acordate
la vuelta que te presté
la blusa fucsia de salir y
me la devolviste como al mes
y ese perfume tuyo a impulse.
-No es para tanto, tonta,
no ves que te queda
mejor el pelo suelto
así y me sacaste la colita
y me pusiste el pelo de lado
y nada.
             Justo cuando
estaban pasando
el tema ese de Floricienta,
el del vestido azul.
Como se hizo retarde
hubo que llamar
a ver si podías
te dejaban quedarte.
Dormir a los pies es
casi una 69.




No vidente

Nunca te animaste
abrir los ojos
abajo del agua.

Nunca te animaste
a coger
con la luz prendida.

Nunca te animaste,
nunca
te animaste.



Soledades

                        
  I


Si estoy viendo colón-independiente
Te saludás tu imagen en vidriera
Yo me hablo con el mate solamente
Vos le comés las uñas a la espera


Soledades de un viernes con partido
Después acabaremos los dos juntos
Para sincronizar nuestro latido.




II


               Deja de levantar la medianera
         Un albañil al verte desde enfrente.
      Cruzar mitad de cancha, ni siquiera,
          Y el rolfi montenegro de suplente.

                Soledad viceversa (dijo el tolo
    que venía a llevarse los tres puntos…)
       Mucho más que dos somos uno solo
                                                




Los troveros de fines del siglo doble equis

Que el gordo Gorosito,
el único en el suburbio
que tiene Direct TV
y un tele en el dormitorio
y su dormitorio propio,
nos cuente como es que cogen
en el cine con subtítulos.



Atrás de la vía

Salís de tu casa por Arenales.
Una pendeja que no sabés
te saluda por tu nombre,
en el bolsillo de atrás
se le nota el relieve
de un marlboro de diez.
No haberme volteado a la rolinga
el día ese que la apreté
en el baño de damas,
jugar a pasarnos el chicle
era el único lenguaje posible.

Reunión en torno
a un capot levantado, doblás,
NO HABRA NUNCA GORILAS EN LA GLORIA
reza un graffiti sobre el paredón
del Estadio y la letra
se parece a la tuya.

La secuencia se acelera,
un remis que se pierde de vista
mientras el ruido gasolero del motor
te devuelve al 504 de tu viejo.
¿No te das cuenta que estás
siguiendo el mismo recorrido
de hacer los mandados?
Otra vez te quedás con ese vuelto,
cosas que en un rato habrán pasado
y en unos días
no habrán pasado nunca.
Sin ir más lejos, mirá,
un perro meando
indica
el lugar del accidente.



De cómo se entra a la literatura

Busco una
palabra
en el
diccionario.

Me doy
cuenta
de que el significado de esa
palabra
son otras
palabras,
y el de estas,
otras.

Puede adivinarse
un infinito: un árbol
de definiciones
que se abren, se ramifican
entrecuzándose.

De adentro
de cada palabra
sigo
sacando
más palabras hechas
de palabras.

Imposible volver
atrás.

No hay
salida.




DCLXVI

Cuando el planeta Tierra era más plano
que un mapa de llanura pampeana
y la Historia sus años descontaba,
los átomos que ahora configuran
mi cuerpo humano andaban tan dispersos
que ninguno se hubiera imaginado
que Lilita Carrió, mirando al público
con más cara de oráculo que nunca
iba a anunciar mi nuevo advenimiento,
invocando la unión casi monstruosa
de un paisano con una oveja negra
para engendrarme audaz
                                         pero mortal.
(…) 
Cumplidos los planetas, los entonces
y las caras, ahí se complicaron
mis átomos en esta anatomía.
Afuera un sucederse de prodigios:
saltaban las alarmas de los autos,
perdían su señal los celulares.
Entonces lloré al verme en patria extraña,
tanto me mareaba el movimiento
de rotación terrestre el primer tiempo.
(…)
Incontenible más Inalcanzable,
allá del planisferio, los relojes                                                  
y los espejos, soy el desconocido
que al pasar te saluda por tu nombre
sin levantar del piso la mirada.
Busco puchos tirados para darles
una pitada: voy siguiendo un rastro.
(…)
Quiero ver más allá de lo evidente,
paro frente a una casa de familia,
gestos de discusión girando en torno
al salero en la cena derramado,
mi mirada traspasa las cortinas.
 (…)
No vengo a tocar timbre el domingo
temprano, redimirlos de ese dios
odioso es el mandado que recién
me salió en el horóscopo bazooka.
Fue con tal de un probar de sus secretos
que he llegado a empinarme puro el vino
divino y la verdad es que si Cristo
la cara a cara a Dios le hubiese visto
no lo habrían clavado así en la Cruz.
 (…)
Desconocido pero inconfundible,
soy algo más que la suma de mis átomos,
si mi nombre completa crucigramas.
No hay mapa que me pueda contener,
ni los relojes pueden alcanzarme
y no me reconocen los espejos.
Dios está en todas partes,
                                          no puede huirme.

En ciudad de Ayacucho, veinticuatro
de junio de dos mil diez, Martín Moureu



SinTácticas


                Patria para firmar pactos de sangre
además la atracción que ejerce un cuerpo
en la naturaleza de otro cuerpo,
las ganas de rimar sangre con sangre.

¿Abreviarán el tiempo de la patria
los callejeros nombres de algún barrio?
Hoy encontraron dos cuerpos en mi barrio,
también dieron su sangre por la patria.
(Ver: “Un experimento con el tiempo”,
de Dunne, “La llama doble” de Paz, “Cosmos”,
de Carl Sagan, Laercio: quinto libro.)

Y sin más (sin más pérdida de tiempo)    
en sangre cuerpo barrio patria cosmos
la fórmula resuelta de este libro.









MARTÍN MOUREU (ARGENTINA, 1981.)




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