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febrero 13, 2011

POEMAS DE ALBERTO GIRRI


Foto: Anatole Saderman


EL ENGAÑADO 

 
Cuando el encelado amante,
tras la seducción, los ruegos
y promesas dulcemente patéticas,
afronta por primera vez la victoria,
cree buscar el absoluto
y no advierte cómo se despoja de la gracia
en la irreemplazable, grave cópula.

Ni siquiera la duración del momento
es cosa que recuerde bien,
porque su memoria sólo guarda con cuidado
lo que él es y acepta en el impulso.
Primero, un ansioso, falso apremio
desafiando al tiempo mortal,
a la pesadilla vergonzosa del futuro;
después de la inacción triste y absorta,
algo como un resentimiento
hacia los afortunados que esquivaron el engaño,
un darse cuenta que el salir de sí mismo
para verse vivir en otro rostro
no es comunión, es desunión,
es abandonar en mezcla insípida
lo distinto que persiste en cada cual.
Y al terminar la pugna,
devorada ya la imitación que busca,
vuelve a estar en el sitio de partida,
y solo.

(de "El tiempo que destruye", 1950)

EN LA LETRA, AMBIGUA SELVA

 


1

El ritmo de lo escrito
es el ritmo del que escribe,
y el texto, el poema,
en parte mecanismo verbal,
en parte sistema de correspondencias,
es con el mundo una sola entidad.

2

La forma equivale
a convicción interna,
y la letra la emplea con vistas
a proveer al mundo de significados,
y aun para el Significado,
y aun para subyugarlo
con el prejuicio de que la palabra
traduce y vierte lo ideado.

3

Lenguaje y estilo
penosamente edifican jerarquías,
y al lograrlo
el mundo queda en suspenso, extático,
aunque luego el producto se descompone,
su linaje se vulgariza,
suena escarnecido y degradado
como fofa, mustia potencia,
y las líneas mejores, las ejemplares
y musicales tiradas, apenas si sobreviven
como detrás de un vidrio, burla y tedio,
¡oh pobre Olimpio!


4

¿Campos donde el que más despoja
es el que avanza?
¿Trampa y recompensa
para los que perseveran
enfermizamente atentos a apoderarse
de la utilidad atreviéndose
a lo banal absoluto de escribir
"Cierren esa puerta", o "Quisiera dormir"?
Cuanto trace la escritura
será interpretado, obtendrá respuesta,
como a los piadosos se les permite
orar según les plazca, convencidos
de que Dios escucha y lee
hasta las pisadas de una hormiga.



(de "En la letra, ambigua selva", 1972)



QUIEN HABLA NO ESTÁ MUERTO

 

Un curioso se interesa por la frase,
                                             Literalmente
Vertida del alemán, un verso.
                                   La aparta, la despliega
Sobre la mesa, bien manifiesta, intuyendo
Al margen de su obviedad el ánimo
De sustentar lo que se quiera
En cualquier circunstancia, aseverar
Monólogos o diálogos,
Desmentirlos;
                Fácil de ser memorizada
Como tersa y metálica variante
Del bíblico “Tienen la boca más no hablan”.
No le dura casi. De improviso
Es como golpeado, despertado,
La vecindad de otra lectura
Previniéndole que no existen
Verdades objetivas,
                        Y que si así no fuera
¿cómo,legitimarlas, a través de qué? ; 

y su inicial devoción, sumisión
A la frase, se tambalea,
Vacila hasta desleírse,
Escudriñándola de nuevo, extrañado,
Como un inquisidor, ensombrecido,
Recriminándole no haberle hecho entender
Que su corteza, irrefutable en lo exterior,
Tiene tan descorazonadores límites
                   (No,
“Quien habla no está muerto”,
                   Sino,
“Quien habla probablemente no está muerto”;
y desazonado, indispuesto
Consigo mismo, a sí mismo
Puesto bajo la acusación

De quimérico, crédulo,
                           De culpable ligereza
En entregarse a deducir
Que lo evidente es verdadero.


(de "Quien habla no está muerto", 1975)


 LA SOMBRA

De algún modo soy tu cuerpo,
Me designo en él, me quema
En la mentira útil como un remo,
En la desgracia y la amorosa lucha
Abriendo Los huecos de su máscara.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo,
Cuando la rica, inexplicable sangre,
Transcurre en medio de representaciones.
Y lo seré hasta que cenizas
Acaricien tu prestada, última parcela.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo,
La opresión que difunde me sostiene,
Y no en otro descienden las palabras,
Urde la disculpa el vejado sermón
Por nuestras pasadas facciones.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo
Y si en atención a su dañina mengua
Me cuido bien de mirarlo como esencia,
¿Con qué prodigio, incisivo milagro,
Percibiré tu pasión cuando lo excluya?
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.


CÁMARA OSCURA

Mientras espera que la desnuden,
la expresión se esfuerza en desearse
a sí misma en blanco y negro,

                      y el ojo cuidadoso acecha
hasta sorprenderla empañándose,
empañada por matices de tensión,
físico desamparo.

                  Se trata de cazar,
y se trata de robo,
                               la víctima
lo consciente, sometiéndose,
y el ladrón llena de facciones, visajes,
su bolsa;

                    no supone angustias, trabajo aflictivo,
incomodidad, suceso infeliz.
                                pero es un tomar lo ajeno
desde artificios que requieren
ingenio en proporción directa
con la propiedad, limpieza,
austeridad de recursos,

             y soluciones fortuitas, ocurrencias,
"Improvisación creadora", diría
de su pillaje el que aquí, súbito,
se decide a atacar cubriendo
las lentes con tules, muselinas,
                       y en el incomparablemente joven
perfil modela por distorsiones
otra carne, helada y luminosa,
                             placidez de máscara noh,
                             ascenso a lo andrógino.



OFICIO DE AMOR

 
De la intimidad que ahora nos asusta
Sale el pasado,
Sale la espléndida nostalgia,
Ejercicio callado del ocaso;
De la valuación de Dios en la plegaria,
Para que no estemos uno fuera del otro,
Saldrá la amenaza,
Celosa corrosión de los gestos
Interrumpiendo nuestro abrazo.

¡Oh manoseados sentimientos!
Más y mejor seré yo mismo
Cuando guarde de tu boca la idea
Y aunque ya no pase del existir a la presencia
Igualmente me verás contra tu boca
Vigilando la mudanza de los días
Hasta que, siendo como yo reliquia,
Me ayudes a evitar esta agonía.
 

(de "Obra poética IV", 1984)





ALBERTO GIRRI (Argentina, 1919-1991)





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